3 años laburé en el gigante azul y aprendí que la gente, a veces, puede ser más pelotuda de lo que se ve por la tele. La burbuja que los aisla de la realidad ya no es patrimonio de una "empresita" de tres letras y se extendió, por desgracia, para otros miles de "wanna be". Son gente sin alma que defiende a capa y espada un estilo de vida cuyo eje principal es este: La vida en la Multi.
Los roles están cambiados. El Director de mi nuevo trabajo quiere caer simpático y por eso, cuando a las 8 de la mañana de pedo nos encontramos en la entrada del edificio, me abre todas las puertas a lo largo del camino, "de copado" nomás. No sabe que la falsa humildad me rompe las pelotas.
Uno de los tantos pelotudos de la empresa -un treintañero que se está por quedar pelado- se cree que por un sueldo fijo todos los meses, tener que hablar en inglés con frecuencia y un poco de café gratis, es mejor que el resto de los mortales que caminan por la calle.
Dos realidades ficticias. Dos caras de una moneda trucha y yo en el medio, esperando paciente la oportunidad de tomarme el raje a otros rumbos, sin terminar durmiendo abajo de un puente.
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